martes, agosto 24, 2010

Ahora sólo me queda terminar de morir. Despacito, suavecito voy cerrando los ojitos y me alejo. En silencio, discretamente. Y no te darás cuenta porque mi cuerpo sigue aquí, envejeciendo, descomponiéndose con esa mueca absurda que resulta de la risa automática que he dejado para que creas que sigo cerca. Pero no. Moriré quizás eta noche y por ello me empeño en dejarte estas palabras, porque ya nada será igual.
No vayas a pensar que fue el puñal que dejaste en mi pecho lo que me ha arrancado de la vida. No, fué tu falta de consciencia y arrepentimiento la que me dió el golpe de gracia.


No tengo más que decir, además de que te sigo queriendo a pesar de todo.

jueves, agosto 05, 2010

El mejor actor...

La forma en que dominaba su bestialidad, sometía su cuerpo a la rectitud estilística del movimiento despreciativo. Cada rictus, desempeño letal de su mirada, resultó fuenesto para mi ánimo y terminó en matanza para los recién recontruidos deseos. Impresionante el despliegue de su ser en este teatro mudo en el que somos actores principales, donde el suyo es el papel del dolor hecho piel y huesos y el mío (por supuesto, no podía ser otro) el del enfermo de muerte. Tu talento es tal, que casi logras engañarme. La idea es abortarte de mi mente, tú, fruto de un amor no deseado...

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