miércoles, agosto 26, 2009

Sueños.

Hace mucho que no venía aquí...


He dormido entre tus sábanas cobijada por la vana tibieza de tu cuerpo egoísta y me ha gustado.
Te ví verme mientras dormía y fingí dormir mientras tu mirabas a pesar de que sabes que odio eso. Detesto que me descubras así tendida, como nunca débil y sumisa a tus ligeros pensamientos. Mas, me encanta verte dormir también y descubrir que después de todo y bajo todo eso que quieres demostrar eres un niño bueno... y silencioso. Me agrada creer que posees más juicio que yo y hasta te disfrazo de Emperador a ver cómo te queda el traje... Te queda grande, querido.

Se envuelve la madrugada en tu habitación de misticismo, de crueles recuerdos. Tú sabes, qué triste no compartir tu boca ya, rememorar la época en que jugabas conmigo al Amor y no tenías mayores escrúpulos en incluirme en tus juegos perversos. A veces siento esa hambre bestial y me aguanto. Por miedo - si, temo de vez en vez - a que no me quieras a tu lado, a que no vuelvas a darme estas libertades, como la de dormir a tu lado, en tu cama, prendida a tu sueño.

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