viernes, julio 16, 2010

Me engatusas y desencantas a la velocidad del disparo... (Selección)

Te miro y eres polvo muerto que respira a la Vida.
Te siento sentir, naces al aire.
No me atrevo a seguirte, rápidamente me encuentras y ya eres un hombre sabio.
La carrera de los relojes me deja atrás y tu sigues transformándote ante mis ojos, cada vez es más dificil caminar tras de ti, a pesar de que me habías dado amplia ventaja.
Estoy compartiendo contigo esta experiencia, esta deliciosa terapia muisical que excita mis oídos y estremece hasta el ápice de mi Lengua (Insolente). Maravilloso.
No sería capaz de interrumpirte, caminas, vuelas hacia el mañana que a su vez viene hacia ti, corres a encontrarla. Rezaré para que la colisión no sea funesta. El mañana nunca mere, sólo los soñadores que son arrollados bajo su peso.

Dulces sueños, Principe.

Ahora eres padre de mis propios sueños, Señor de mis vastas blancas extensiones territoriales deshabitadas. Tu deber era colonizar la nueva tierra indòmita, como amado conquistador de esta América Furiosa, Ardiente, Soñada... pero por vez primera recorrida sin tortura.
Viajero infatigable, me impresiona cómo alimentas mis pensamientos e inspiras a mi lápiz que no deja de escupir negras palabras que tatuaría en mis yemas.


Pero:

Me engatusas y desengañas a la velocidad de un disparo. Sòlo bastan unas horas de descanzo que deje para terminar mi composición y resulta que el sentimiento ya no es el mismo, mis dedos posesos del demonio de la Ira comprende las ya nubladas tierras blancas, cubriéndolas de nieve.
Basta que de tu boca impúdica salgan las palabras indicadas, el hechizo que encantan mi ánimo (y mi deseo, por supuesto) y para asquearme de tu cuerpo recto, filial, odioso al fin y al cabo.
Mis ojos, mi alma seca han olvidado cómo producir el alimento de las pesadillas y se hace simple pasar desapercibida...

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